lunes, 9 de abril de 2007

Hombre extraño


Era extraño aquel hombre,

o por tal lo tomaron,

porque besaba todo

lo que hallaba a su paso.


Besaba a las personas,

al perro, al mobiliario

y mordia dulcemente

la ventana de un cuarto.


Cuando salia a la calle

le iba besando al barrio

las esquinas, aceras,

portales y mercados,

y en las noches de cine

(también las de teatro)

besaba su butaca

y las de sus costados.


Por estas y otras muchas

los cuerdos lo llevaron

donde nadie lo viera,

donde no recordarlo,

y cuentan que en su celda

besaba sus zapatos,

su catre, sus barrotes,

sus paredes de barro.


Un dia sin aviso,

murió aquel hombre extraño

y muy naturalmente

en tierra lo sembraron.


En ese mismo instante,

desde el cielo, los pajaros

descubrieron que al mundo

le habian nacido labios.

1 comentario:

Ategina_de_Ophiussa dijo...

impresionante tu poema, quizás si todos besáramos y amarámos con esa intensidad el mundo seria un lugar mucho mejor, por lo mmenos nuestro propio mundo, el mundo interior:)